El club vuelve a confiar en el capitán rojinegro, tras una brillante temporada en la que el arandino ha dado un salto de calidad y ha terminado como máximo anotador del equipo cidiano

Alberto González Pinillos seguirá defendiendo la elástica rojinegra durante la campaña 2021/2022 por lo que sumará cuatro temporadas como jugador del UBU San Pablo Burgos. El club cidiano reconoce, así, la evolución del capitán durante el exigente curso que está a punto de acabar, en el que el arandino ha dado un paso adelante y ha sido un puntal para su equipo en los momentos más delicados del año. Por su parte, el jugador no ha dudado en seguir siendo parte del crecimiento de un club que aspira a lo más alto.

El central de 25 años es ya uno de los veteranos del equipo burgalés y uno de los auténticos referentes del club. Desde que llegó, en 2018, ha sido, siempre, una de las piezas importantes en el esquema del primer equipo por su polivalencia, su inteligencia en la dirección del juego y su eficacia anotadora. Pinillos suma 80 partidos como rojinegro y 296 goles, de los cuales 129 los ha marcado en este último curso, lo que convierte la 2020/2021 en la temporada de su explosión como jugador.

El club ha valorado, por tanto, la gran evolución del ‘9’ cidiano, en especial en este primer año del UBU San Pablo en División de Honor Plata, lo que le ha llevado a ser merecedor de esta renovación. De igual modo, el jugador sigue apostando por el proyecto de crecimiento de la entidad burgalesa para continuar su carrera profesional.

Alberto González Pinillos (Burgos, 1995) inició su trayectoria en las categorías inferiores del Villa de Aranda. Ya en su segundo año de juvenil pudo debutar en Asobal con el primer equipo ribereño. En 2013, disputó el CESA con la selección juvenil de Castilla y León, donde coincidió con Nacho González, entonces seleccionador territorial. Fichó, después, por el filial del Ademar de León, de Primera Nacional, en el que permaneció cuatro años. En ese tiempo, llegó a ganar el Campeonato de España Universitario en 2014 y tuvo la oportunidad de debutar con el primer equipo ademarista, con el que disfrutó de minutos en un encuentro amistoso. Tras su experiencia en León, regresó a Aranda donde jugó en División de Honor Plata una temporada y un año después recaló en la capital burgalesa, en verano de 2018.