El cuadro cidiano cae en su primer encuentro en casa en un mal partido de los locales, en el que nada pudieron hacer ante un rival más sólido y maduro
UBU San Pablo Burgos
27
Mijuskovic (1), Roberto (1), Ignacio (9), Marcos (1), Gallardo (3), Ernesto (3), Vera (1) -siete inicial- Ceballos, Espinosa (3), Juli (1), Andrés (1), Dashko (2), Tamayo (1), Ibrahim,
Balonmano Alcobendas
32
Fuentes, De la Rubia (3), Nevado (5), Ortega (5), Lozano (2), Gutiérrez (3), Gimeno (3), -siete inicial- Trejo (1), Navalón (1), Velasco (4), López (4), Cardoso, Martín (1), De León, García, Antón.
PARCIALES: 3-4 / 7-6 / 9-10 / 10-13 / 11-14 / 14-17 / descanso / 17-20 / 19-21 / 22-23 / 24-27 / 25-28 / 27-32 /
ÁRBITROS: Manuel Mohedano y Vicente Peris. Excluyeron a Julián Rasero (mins. 17 y 44) y Sebastián Ceballos (min. 47), y a Trejo (min. 28), Lozano (min. 38), Gutiérrez (mins. 6 y 48) y López (min. 50).
El UBU San Pablo Burgos sucumbió en su estreno en El Plantío (27-32) ante un Balonmano Alcobendas que se hizo fuerte tirando de su experiencia en la categoría, su mayor rotación y su solidez como equipo. Los rojinegros no se encontraron a gusto sobre el 40x20 en todo el encuentro y, a pesar de su lucha, no lograron en ningún momento hilvanar su juego.
El choque comenzó con un ritmo frenético por parte de ambas escuadras. El ansia por conseguir goles rápidos convertía la contienda en una sucesión de ataques de ida y vuelta en la que nadie era capaz de diferenciarse. En la escuadra cidiana, Ernesto López e Ignacio Suárez llevaban la mayor iniciativa anotadora, mientras que, por parte de los madrileños, Ortega mantenía a su equipo al pie del cañón. En el minuto 15, Alcobendas lograba distanciarse por dos tantos y Nacho González paraba el partido para romper la dinámica creciente de su rival. La charla fue efectiva y los rojinegros reaccionaron para activar momentáneamente su habitual juego de recuperación y contraataque.
Justo cuando el cuadro local empezaba a sentirse cómodo sobre el parquet, la exclusión de Julián Rasero frenaba la escalada de los de Nacho González y devolvía al bloque foráneo la ventaja de dos tantos que aumentaba un instante después (min. 19. 10-13). Alcobendas imponía su ritmo y Burgos no encontraba el modo de tumbar el muro defensivo de su rival con un portero que bloqueaba cualquier intentona rojinegra. La brecha se abría hasta los cuatro tantos hasta el minuto 24 en el que Marcos González anotó después de una seguía de casi 10 minutos, pero en la misma acción del gol se hizo daño y tuvo que retirarse lesionado. La rabia cidiana entró entonces en juego para recuperar terreno antes del descanso, aunque el empuje rojinegro se quedó en un cúmulo de buenas intenciones que dejaron el resultado antes del descanso en un 14-17.
El choque se reanudó con una dinámica similar a la existente antes del paso por vestuarios. El equipo del norte de Madrid cerraba filas en defensa y lograba con facilidad hacer mella en la zaga local. Peleaban los burgaleses en un choque en el que la falta de rotación, causada por las lesiones, se convertía en un factor diferencial, especialmente en un encuentro tan exigente y con tan alto ritmo. Los cidianos lograban tímidamente acercarse a los dos goles de distancia, pero Alcobendas recuperaba su renta con rapidez. En el minuto 38, la exclusión de Lozano daba aire a los de casa y les permitía acercarse a un gol (min. 41. 20-21), circunstancia que obligó a Samuel Trives a pedir tiempo muerto. La opción de remontada estaba cerca y el público apretaba. En el 42 de juego, un penalti transformado por Ignacio Suárez igualaba el marcador (min 42. 21-21) y reabría las hostilidades.
Con la tensión al máximo, la exclusión de Juli volvía a complicar las cosas a los cidianos. El cuadro madrileño colocaba una mixta sobre Ignacio Suárez, hombre determinante en la escuadra local. Acto seguido, Burgos perdía a otro hombre, con la exclusión de Ceballos, pero, con todo, los hombres de Nacho González seguían defendiendo sus opciones como gato panza arriba. Las fuerzas se igualaban con la exclusión de Gutiérrez, pero los madrileños estaban imparables.
Mile aguantaba la percusión visitante, pero la ofensiva rojiengra no lograba encontrar hueco para inquietar a su rival (min. 24. 25-28). El partido se escapaba y los errores se sucedían entre los de casa que, a pesar del tesón, no lograron encontrar la tecla para reconducir el partido, que acabó yéndose al norte de la capital de España.